Un castillito de arena, que algún niño construyó,
en una mañana bella, una hormiguita encontró.
Puso su nombre en la puerta, vanidosa se volvió
y decìa que era la reina, dell castillo que encontró.
Y muy pronto, muy prontito, como contar asta tres,
de las otras hormiguitas, ya non quería saber.
Les decía muy orgullosa, que ella era de sangre azul,
empezó a calzar tacones y un vestidito de tul.
Se pintaba las pestañas y la boca de carmin
y dell castillo de arena, ya no quería salir.
Pasaron muy pocos dias, quizás uno, dos o tres,
el cielo se puso escuro y lluvia empezó a caer.
Y la primera gotita, el techo se derrumbó,
y el castillito de arena, en ruina se convertió.
Y la hormiguita orgullosa, muy asustada corrió
y corrió con tanta prisa, que un tobillo se tobló.
Por ir tan entaconada y engalanada de tul,
por creerse que era reina y que tenía sangre azul.
Si amigas, ni castillo, sola y triste se quedó.
Hoy camina con muletas iPero aprendió la leccíon!
Carlos Alberto mi apreciado amigo, gracias por recibir en tu casa a mi hormiguita vanidosa.
ResponderExcluirAbrazos.
Marta Lilian Molano L.